Autor: Francesc Llovera, responsable del depto. de propiedad horizontal · administración de fincas
Hay un conjunto de oficios en esta sociedad que, por motivos desconocidos, no son merecedores del prestigio que deberían tener. Y no es culpa de nadie. Sólo es producto de las circunstancias.
Uno de estos oficios es el nuestro, el de administrador de fincas. Históricamente, el administrador de fincas ha sido llamado de muchas maneras incorrectas por la tarea que hace – «gestor», «procurador», entre otros-, a menudo despreciando inconscientemente su valía como profesional.
Desde que aparecieron los primeros administradores de fincas a inicios de los sesenta del siglo pasado y durante muchos años, la función del administrador fue la de un profesional encargado de custodiar la documentación de la finca, pagar facturas y cobrar recibos, asistir a las reuniones, levantar actas y cumplir los acuerdos adoptados… y poco más.
Sin embargo, a menudo las comunidades de vecinos entran en conflictos legales, que van más allá de las disputas domésticas. En estas circunstancias tan delicadas, la experiencia y los conocimientos previos del administrador son fundamentales para que actúe como mediador entre los propietarios, evitando así la vía judicial.
Para una administración proactiva
Actualmente está emergiendo una tendencia de administradores, llamados administradores activos, que sin olvidar las funciones básicas que les confiere la ley, quieren ser una parte implicada en la gestión diaria de la comunidad, proponiendo una actuación más dirigida al asesoramiento y la proactividad. Sin duda, este hecho conlleva que nazca una relación de empatía y confianza continuada entre el propietario y el administrador, a través de la página web del administrador donde el propietario tiene acceso privado.
Aparte de la capacidad de comunicación al minuto y actualizada entre el administrador y la comunidad, una parte fundamental de la actitud proactiva de este radica en proponer nuevas iniciativas en beneficio de toda la escalera. En este aspecto, los elementos verde y tecnológico son clave.
Entre otras incumbencias, la actitud proactiva por parte del administrador supone trabajar para optimizar los servicios de las comunidades con respecto a la contratación de nuevas tarifas eléctricas para rebajar el consumo eléctrico, la sustitución del sistema tradicional de iluminación en sistema LED, o incluso llegar a hacer un estudio para transformar la estructura energética de la finca a favor de un sistema autosuficiente y sostenible como sería la instalación de placas solares. Sin duda, estas nuevas implementaciones gestionadas por el administrador son beneficiosas no sólo para la comunidad de vecinos en general, sino también para cada uno de los propietarios en particular.
El administrador también tiene en cuenta las ventajas tecnológicas para mejorar el día a día de la escalera. Por ejemplo, con respecto a los parkings, buscamos soluciones para evitar la entrada de intrusos a través de un sistema de apertura de puertas por bluetooth mediante una app en el teléfono del cliente y la instalación de cámaras de CCTV y de alarmas de seguridad.
Estas son algunas de las facetas que quisiéramos resaltar sobre la figura del administrador de fincas: es un profesional que no sólo se dedica a resolver los problemas diarios de la comunidad y apuntar las conversaciones entre los propietarios durante las reuniones de vecinos, sino que además vela por asegurar e incrementar la buena gestión, el mantenimiento y la calidad de vida en el edificio donde se encuentra tu hogar.
Para aproximarte más a la figura del administrador de fincas y a su importancia, en próximos espacios ampliaremos puntualmente información sobre diferentes innovaciones tecnológicas que pueden beneficiar tu comunidad, al igual que también resolveremos dudas o preguntas que todo vecino suele tener.